*Un ciclón de hechos adversos al juego limpio siguen golpeando a una institución deportiva que está en el corazón de miles de samarios, magdalenenses y colombianos.
El Unión Magdalena, el equipo de mi tierra, el ciclón bananero, el equipo que nos preocupa, la garra samaria, el equipo de mi corazón y de mil maneras más se le puede llamar a este, que sin duda hace más de medio siglo es para samarios y ciudadanos fuera de las fronteras de la ciudad, el equipo de fútbol quizás más amado de Colombia.
¡Generaciones han sostenido en sus hombros que una estrella es suficiente para que sea un amor eterno, que perdamos con quien sea menos con el Junior de Barranquilla y que cuando las cosas se ponen difíciles y se viene la oscuridad se saca un AS debajo de la manga… ¡Lo que pasa es que tu no viste jugar a Alfredo Arango! No se diga más caballero.
Los verdaderos hinchas del Unión Magdalena se sostienen a través de grandes momentos de la historia, ni el 5 a 0 de Colombia a Argentina es superior a los 6 pepazos que se llevó el Cali en el Eduardo Santos, los goles de tiro libre de Messi se quedan corticos ante la magia de Donaire, nada que hacer Cristiano Ronaldo, con el malabarista del pasado llamado Didi Alex Valderrama, el Unión Magdalena es pasión pura, es amor propio.
Ni siquiera la arrogancia patronal de Eduardo Dávila cuando ha gritado “este equipo es mío y me lo llevo cuando me dé la gana”, ha podido arrebatar el sentimiento por ese club… “Pa’ jode a Eduardo… el Unión no es de él es de un pueblo llamado unionistas hasta la muerte», grita Jaime González Moscarella.
Eso sí, las cosas han cambiado mucho, del madrazo al árbitro desde la vieja tribuna general del Eduardo Santos a una combinación demoniaca que contiene marihuana, bazuco, cocaína y quien sabe que vainas más, atrae a unos seudofanáticos al nuevo estadio Sierra Nevada, a las calles de Santa Marta y de otras ciudades. Vándalos es que son.
El amor que esta nueva generación dice tenerle al Unión Magdalena, es falso, es hipócrita, lo que sí es violenta, grosera, agresiva y malparidamente intolerante. Lo que pasó anoche de seguro volverá a pasar, la arquitectura del estadio construido en la nada, es demasiado para ese grueso de desadaptados, esa gracia jamás la hubiesen podido hacerse en el Eduardo Santos, pero en cambio este escenario fue construido a la viva imagen que el de Getafe en España, pero allá, lo máximo que le dicen a un jugador es ¡Tío podés morirte como botas ese gol!
El día que conocí el Sierra Nevada le dije a mi compañera, ‘mucho estadio para poca cultura’ alguien al lado replico… “se imagina al poco de chirretes el día que pierda el Unión”. Dicho y hecho… El impulso del Gen violento salió a flote, la combinación de droga y alcohol antes de ingresar a la grada, el objetivo de querer siempre hacer algo malo para llegar satisfecho a casa, son los enemigos del nuevo siglo.
El fútbol es y seguirá siendo un deporte entre seres humanos, por lo tanto, esos jugadores lo primero que pueden hacer es equivocarse, con balón o sin él, botaran uno, dos, tres goles. Harán faltas al contrario inadmisibles y de seguro el arquero recibirá el gol que tenía, según la tribuna que tapar ¡Mucho arquero hijueputa! Se escucha a rabiar.
Bien lo dice el comunicador Yannis Moscote, el fútbol es un deporte privado en donde se paga para ir a ver, pero como todo evento privado, nadie garantiza que este sea muy bueno que todos salgamos felices. Es posible que como en el concierto del cantante la noche no haya sido la mejor.
Pero el hecho de pagar por un servicio no te da derecho a que tengas que agredir a los actores como pasó anoche, el equipo que viene de un tremendo escandalo mundial por la forma como ascendió a la categoría A, hoy vuelve a ser famoso por el bochornoso espectáculo brindado por sus seudoseguidores.

El Unión, terminó perdiendo con el Bucaramanga, a eso ya estamos acostumbrados por 13 años lo vimos sucumbir en el terrorífico escenario de la B, cuando teníamos cara de campeones mataron a un arbitro ¡Pailas! Se acabó el campeonato. Hoy es uno de esos días en donde uno quiere salir corriendo y buscar a Raúl Peñaranda, abrazarlo y decirle ¡Gracias Campeón, esa única estrella nos sostiene en pie!
“Desde la @santamartadtch y el Instituto de Recreación y deportes – INRED-, rechazamos los hechos de orden público que se presentaron en el estadio Sierra Nevada durante el partido Unión Magdalena vs Bucaramanga. Invitamos a los hinchas, jugadores y cuerpo técnico del Equipo Unión Magdalena a evitar confrontaciones que empañen la fiesta del fútbol en nuestra Ciudad”. Se le en Twitter y anuncian revisión y acción.
Los que amamos al Unión Magdalena, sabemos que el problema está incrustado en una sociedad nacida en medio de la confrontación, donde el poder político prima sobre muchas otras cosas unas de ellas el respeto, el amor propio, la dignidad, la coherencia y la prudencia. ¡Urbanidad de Carreño Papá!
El Unión Magdalena perdió los tres puntos, y de seguro perderá por suspensión el derecho a jugar en la plaza, también perdimos en imagen, pero sin duda lo más preocupante es que ese cumulo antisocial seguirá invicto, cagados de la risa por lo que anoche pudieron conquistar su objetivo ¡Anarquía! ¡Celebración!
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