*Ayer 6 de junio falleció en la ciudad de Barranquilla el reconocido empresario cienaguero radicado desde algún tiempo en la capital del Atlántico, pero su historia va más allá de sus últimos años en la arenosa.
Los recuerdos y la independencia que da la posibilidad de escribir lo que quiera, cuando quiera, y de quien quiera, son mis nuevas armas, por eso las empleare a fondo para que conozcan un poco más del hombre que ayer partió para siempre.
Corría el año de 1978 y teníamos la fortuna mi hermano Raúl Ramón y yo de estudiar en el Gimnasio Moderno de Fundación, considerado uno de los mejores colegios de la comarca, allí cursé sexto y séptimo de Bachillerato y allí vi por primera al profesor Ruperto, llegó vestido muy formal de camisa fina color blanco y un pantalón de gabardina color azul, correa y zapatos negros que ya no podían dar más brillo.
Yo un alumno regular, como el Unión Magdalena de media tabla, que me rebuscaba si me hablaban de clases de español, religión o naturales, pero pésimo para los números, la física y química, eso sí valiente… Mínimo en la segunda fila nada de la última del salón, le escuché su entusiasta relato. “Vamos a hacer un periódico, los que quieran participar, presentaran una propuesta de escrito y haremos trabajo de campo este periódico debe salir en un mes y será un periódico grande para Fundación”.
A mí ya me gustaba el periodismo, lo que no tuve fue argumentos para llegarle con una propuesta me quede en blanco, y compañeros pilosos y aventajados como Xiomara Mora Hasbun una turquita prepotentemente inteligente, Paola Ramírez la hija del rector Sergio, Duván Peña, Manuel Vergara y Hernández entre los que recuerdo, sí estuvieron para hacer historia.

Y Ruperto Andrade apareció al mes con su periódico se llamaba ‘Non Plus Ultra’. En latín traduce literalmente ‘no más allá’. Tiene su origen en la expresión que, según la leyenda, Hércules grabó en el estrecho de Gibraltar para indicar que no había tierra más allá, que ahí terminaba el mundo conocido.
Pero para la RAE Non Plus Ultra, significa: Para ponderar algo, exagerándolo y levantándolo a lo más que puede llegar. 44 años después comprendo, que Ruperto Andrade Macías, ese día anunciaba que no tenía techo ni en su vida ni sus actos.
Me fui a otro colegio, terminé bachillerato, a la U, me gradué y regresé a Fundación con ganas de trabajar de hacer radio y me encontré la estación La Esquina de Fundación, sonaba cada minuto una propaganda de Rifa Regional de Fundación, era una locura en todos formatos, que los premios secos, que el premio mayor, que la casa, que el premio que quedó se repite y vi que todos los periodistas mencionaban algo que hacer con Ruperto Andrade, Ángel Medina, Saúl Pertuz y Jesús María Pareja, eran aliados inseparables del Adonis comercial del momento.
No pegó la cosa conmigo en Fundación y subí a Santa Marta, pero regresé a donde Ruperto años después a fin de ofrecer mis servicios comerciales, ya ni recuerdo donde trabajaba, la que si esta fresca es la conversación. Él ya empoderado de gran empresario, hombre de gran empatía con la gente, colaborador con todas las causas sociales el pueblo, era un personaje más influyente quizás que el alcalde de turno y sin duda El Gaudí de Fundación.

Porque si el arquitecto Antoni Placid Guillem Gaudí i Cornet construyó la catedral de Barcelona y su obra maestra es una combinación de tres estilos – Español Gótico Tardío, Barroco y el Art Nouveau. Ruperto sin ser su colega: “Le cambio la cara a Fundación”, las casas apartamentos y conjuntos residenciales construidos para que una familia se las ganara con solo pagar 10, 20, 30 0 40 mil pesitos, transformaron el entorno y le dieron una estética de ciudad moderna a la esquina del progreso.
Ruperto me hizo pasar a su despacho, un salón amplio de muebles blancos y grandes, varios espejos, le fascinaban los espejos, muchos adornos finos y fotos para mi cautivadoras, en una ciudad árabe, o debajo de rascacielos o un entrañable amigo famoso, me llamó la atención una junto a Raphael de España.
“Don Ruperto fui su alumno y ahora vengo a ser su socio, quiero que me dé una publicidad para un noticiero de radio que tengo en Santa Marta, a esa altura Rifa Regional de Fundación, también era de Ciénaga y en Radio Galeón yo había escuchado el comercial. A partir de allí él preguntaba y yo respondía.
Mirándome fijamente a los ojos me dijo ¿Y esa emisora si se escucha Edgar? ¿Tú crees que allá en Santa Marta vayan a pararle bola a la rifa Regional de Fundación? ¿Yo creo allá no hay mercado para mi negocio aun y tú que crees? Ante la crisis, yo subí la vista, mire su muy peculiar parte delantera del cabello que muchos decían era un peluquín y bajé a sus ojos y le dije …! ¡Pues profe usted dijo que el Non Plus Ultra sería el periódico escolar más grande del mundo, yo no sé usted vera!

De Fundación y de la Rifa Regional, salí con mi primer contrato de publicidad cuatro meses 12 mil pesos por mes y yo también comencé a decir Ruperto Andrade Macias Gerente Propietario.
«Me gustan los espejos porque revelan la verdad. Allí no hay mentira. En África, en algunas partes, los espejos no existen porque consideran que se llevan el alma. Pero, yo no creo en eso. Los espejos son precisos, no se les puede engañar, dan amplitud, sensación de higiene, nos muestran tal como somos». Escribió el tocayo Edgar García Ochoa en el 2016 sobre la explicación del apartamento de los espejos que Ruperto construyó en Fundación y le llevó a conocer.
En Barranquilla construyo un palacete a donde llegaban prominentes personajes del arte, la música y el buen gusto, muchos periodistas reconocidos y muy pocos políticos.
Fue anfitrión del actor Jorge Coa, el escritor David Sánchez Julio, Alfredo Mantilla el dueño de El Colombiano, la leyenda Vicente Fernández, la actriz Jennifer Steffens, y como nunca tuvo techo fue productor de cine y junto a Ernesto McCausland apoyo a que fuera realidad su famosa película «El Último Carnaval” y «El Siniestro de Ovejas».

Si Shakira Mebarak por estos días está triste por su separación con Piquet, si ya supo que murió Ruperto doblete… Ruperto contaba con gusto el día que la contrató para que cantara en Fundación, lo haría en el Club De Leones, el mejor escenario encontrado.
“Estábamos a media hora que esa niña, aún muy poco conocida subiera al escenario a cantar, apenas sonaba en una que otra emisora su canción `Magia` y nada de público, a ella la acompañaban sus papas, no tuve otra que salir a recorrer las calles de Fundación a invitar a la gente. ‘Hola soy Ruperto Andrade, los invito al Club De Leones, a un concierto con la que será la mejor cantante de Colombia no se van a arrepentir y lo mejor Gratis` y el club se llenó. Shakira en efecto fue las más famosa y jamás supo que gracias Ruperto no cantó sola esa vez.
Los violentos, extorsionistas, ladrones, al ver su empuje, permanente crecimiento y desarrollo para Fundación y su empresa, le cogieron envidia y comenzaron a amenazarle, presionarlo ante tamaña osadía, Ruperto era un hombre justo, pero con un temperamento inquebrantable ante el hampa, por lo que había que tomar una decisión y fue la de marcharse se mudó con dolor a Barranquilla.
Se fue de Fundación la tierra que lo hacía feliz y busco visitar otros destinos para abrir mente, entonces viajó. Dijo que Londres le pareció una Letrina Gigante, donde había demasiada basura en las calles y avenidas, que le encantó de Brasil Manaos y la describió como una ciudad futurista, que quedó impresionado con la Catedral de Colonia en Alemania, por supuesto Paris, Roma, el Oriente y los Países Bajos.
“La muerte de RUPERTO ANDRADE MACÍAS es una gran pérdida para nuestra ciudad y para el Caribe colombiano, me uno al dolor de la familia y de todo ese equipo que conformó a través de esa gran empresa -RIFA REGIONAL DE FUNDACIÓN- que ha sido modelo desde su inicio y a la que le impregnó tenacidad, perseverancia, pasión, pero por sobre todas las cosas humildad. Fue un referente de seriedad y honestidad hasta el último de sus días RUPERTO ANDRADE, aparte de ser docente era uno de los grandes empresarios de la costa. Transformó y le dio vida al desarrollo urbanístico de nuestra tierra. Estaré agradecido, porque siempre entendió y apoyó el esfuerzo y la lucha inconmensurable que hemos sostenido en defensa de esta Ciénaga que tanto nos duele. HASTA SIEMPRE GRAN MAESTRO”. Le escribe Adolfo Larios Noriega, quien hace 28 años le grababa comerciales y entrevistaba en su canal de TV en Ciénaga.
Cuando le preguntaban a Ruperto Andrade como definir el triunfo decía: “A mí no me gusta empujar a la gente, prefiero atajarlas, que vibre, me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus actuaciones. La gente que no deja soluciones al azar. Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, solo así se puede triunfar”.
Era un hombre obsesionado con el orden por eso definía el valor de tratar de equivocarse menos. “No pierdan la noción de que somos humanos y que nos podemos equivocar. Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales. Me gusta la gente con criterio. Que no trague entero”.
Para Ruperto Andrade Macias, estaba mandado, “quien hace empresa en “Fundición” (risas) hace empresa en cualquier parte del mundo, a Fundación no llegan forasteros la gente es bienvenida esa es la tierra que me dio todo y yo le di todo de mi”.
Una enfermedad Pulmonar lo llevó a la tumba (6-6-2022) y hoy varias generaciones, familias enteras le recuerda y agradecen gracias a él y una boleta tienen una hermosa casa que al paso del tiempo siguen siendo modernas como la Catedral de Barcelona, no olvidar que las inspiró el ‘Gaudí de Fundación’.

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