*La noche del 14 de marzo de 1975 había fiesta en la calle del barrio El Pradito en El Retén, una de sus jóvenes más hermosas contraía matrimonio Lidis Magola Gutiérrez Ballona, el abuelo Félix y la señora Luisa había dado permiso a un apuesto joven de ojos verdes y sonrisa conquistadora era el afortunado José Francisco Alvares.
Tuvieron cinco hijos Haydis Benerice, Félix José Tello, Elkin De Jesús Roseth Katherine y el último fue Jhonatan Elí quien vino al mundo en el año de 1983.
Cuando solo tenía seis años y jugaba a la pelota con su primo hermano Edén Eduardo Salas Gutiérrez, a varios patios de la casa escuchó el sonar de un acordeón, ese día se enamoró del vallenato.
De lejos muy lejos un acordeón
De notas muy lindas yo escuchaba
Y por esa nota acentuada
Yo dije enseguida es Juancho Rois
Y me despedí de donde estaba
Y me fui al compás del acordeón
Y cuando iba llegando a la parranda
Precisamente era Juancho Rois
Pero no era Juancho Rois, las notas eran de unos mejores músicos que pariera El Retén, Edilberto Rudas, quien en alguna casa vecina estaba con un grupo de muchachos ensayando canciones para un posible toque de fin de semana. Ese sonido cautivó a los dos niños que pararon el juego de pelota iba 23 a 17, después de tres horas de juego, olían a cabuya de mico y sus cuellos eran adornados por un collar de barro.
Al día siguiente y acolitados por el abuelo Félix, empezaron a jugar nuevamente a la pelota, pero esta vez decidieron poner una hora de término a fin de que el siguiente tiempo fuera para escuchar el sonido que llegaba de alguna de las casas vecinas. Ese día fue cuando Jhonatan Álvarez tomó una olla o caneca de tambor y Edén el rayador sucio de queso a fin de imitar el sonido que traía el viento del atardecer.
De eso fueron días y meses, los vecinos no se aguantaban el bullicio de los niños un riqui raqui y un tun tun que retumbaba en los oídos, con los días Edén y Jonathan jugaban menos a fútbol para no quedar tan sucios y poder ir a ver el toque del acordeón de Rudas, en la puerta de esa casa se quedaban por horas escuchando el sonido de la caja la guacharaca y el acordeón.
Un día Jhonatan, de atrevido, nada tímido, se acercó y dijo “Señor Juan, présteme la caja porque yo creo que se tocar ese ritmo” … Sin tapujos, le cedió el instrumento el señor Juan. Jhonatan con éxito logró imitar el ritmo. Pero fue más allá. “Enséñeme cómo se cantea para pegar el golpe seco”. Agregó el niño. Y Juan con la sabiduría de sus manos tomó las de Jhonatan y tocó tres veces la Caja, primero con golpe seco y luego con el fondeo … el oído prodigioso del niño captó de una vez, ambos sonidos. Maravillado Edilberto le dijo. “Juan tócale un andante completo que ese pelao va a serví y hay que decírselo al abuelo Félix”. Juan Rudas tocó completo, a Jhonatan se le quería salir el corazón y esa tarde se inició su idilio de verdad verdad con la música vallenata.
Su primo Edén fue quien le dijo ‘Ajá primo ya tocamos’… pero ¿quién canta? Fue cuando Jonathan entonó su primera melodía
Celarte yo a ti sería, irrespetar a mis hijos
Celarte yo a ti sería, irrespetarme yo mismo
Celarte yo a ti sería hacerte escribir un libro
Que tú lo titularías, vivir celoso conmigo
Y entonces tú tienes que decir en tu libro
Lo bueno que yo he sido contigo
Lo mala que tú has sido conmigo.
Título de Amor, canción que dio el nombre al trabajo discográfico más vendido en la historia musical de Diomedes Díaz, sonaba en Retén por todos lados, corría el año de 1993, a partir de allí no sólo tarareo esa canción, sino que Jhonatan Alvares empezaría a perfeccionar, su fanaticada por el Cacique, hasta el punto que hoy interpreta sus canciones a la perfección en tonalidad, calidad vocal y hasta gestos.
La juventud se topó con Jhonatan Alvares y ahí su talento para cantar era bueno, fuerza interpretativa, capacidad de repentizar, tremendo cantante sobre todo cuando se trata de melodías de Diomedes, verseador y con la capacidad de conocer el sonido de todos los instrumentos gracias a unos maravillosos oídos, ha aprendido a tocar, primero su Caja desde los seis años, pero también te toca unas congas o batería, la guacharaca, se defiende con la guitarra y saca notas en el acordeón.
Jorge Viloria, del famoso grupo J de Aracataca, lo trae a Santa Marta y hace parte de un primer conjunto vallenato con Mario García en el acordeón y adquiere gran experiencia, tiempo después regresa a El Retén y se entera que su amigo Tarsicio Orozco ya tocaba el acordeón, se ponen de acuerdo y empiezan a ensayar para tocar parrandas en el pueblo.
A Jhonatan le llega la primera oportunidad de grabar con Rodolfo De La Valle y hacen un sencillo, luego con Marlon Gonzales, ambos de Fundación Magdalena, y también se hace acompañar de Juan David el hijo de Helman en Aracataca, hasta que llega a grabar ocho temas con Rodrigo Reyes, así mismo el cantante de pueblo hace toques con Armin Collazos, con quien llega a tarima en Pivijay, pueblo que le abrió su corazón y siempre lo recibe con los brazos abiertos como los de José Martín De la Cruz y Atilio Valencia quienes han respaldado siempre su gran capacidad artística.
Hoy Jhonatan, el cantante del pueblo, el verseador, el imitador, el de los chistes buenos, el de la sonrisa eterna, el músico polifacético acompaña con su canto alegre, fresco y soñador al maestro Horacio Escorcia y juntos de pueblo en pueblo alegran corazones y conquistan seguidores.
Es tan polifacético Jhonatan que, así como tiene claridad sobre todos los instrumentos del género vallenato en la tarima, don que le dio Dios cuando apenas tenía seis años de edad, su voz líder también identifica la primera, segunda y tercera voz con una naturalidad pasmosa.
Esta noche estará en la tarima Abelardo Caballero ‘Puche, y lo hará al lado de Ricardo Orozco otro crédito de El Retén Magdalena, “estoy contento de volver en una fiesta de junio en mi pueblo, siempre lo hago con el corazón y esta noche de sábado no será la excepción ojalá no llueva”.