*El hecho de que el rector de la Universidad del Magdalena reciba la medalla ‘General Francisco de Paula Santander’ la máxima distinción de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, es un acto que debe llenar de orgullo a toda la comunidad académica.

Lo primero, que habría que decir es que no soy amigo de las entrañas de Pablo Vera Salazar, pero sin duda que, a lo largo de los últimos 20 años, yo en mi tarea de periodista y él desde la academia, tengo un rango bastante amplio de poder hablar o en este caso escribir sus experiencias contadas y las sabidas de manera externa.

Lo segundo, es que el hecho que hombres de curtida experiencia y sabiduría como los que integran la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales se hayan fijado en este joven nacido en el interior, pero criado y hecho en Santa Marta, para entregar su ‘joya de la Corona’ y que luzca en su pecho, sin lugar a dudas, ya es un reconocimiento que debemos valorar por lo que pesa en oro tal decisión.

Lo tercero, no desprecio otros honores que en su trajinar publico ha podido recibir Vera Salazar, pero este es hasta hoy, como diría El Gabo, ‘luego de recibir el Nobel me costará recibir otros premios’, el gran y máximo reconocimiento recibido el hecho por la Academia por lo que tiene un gran valor, que el mundo de la academia conoce y valora y que los que no estamos sumergidos en ella, deberíamos conocer.   

Uno de los momentos más sublimes de la ceremonia fue este abrazo sincero entre el presidente de la Academia y el Rector de UNIMAGDALENA//

“El Rector Vera tiene un profundo sentido social en todo lo que hace, esa es una de las cosas que queremos reconocer, pero también todos los avances que ha tenido la Universidad del Magdalena bajo su liderazgo, nos parece que su visión de futuro es muy semejante a la que tenía Santander. Todo lo que ha hecho la Universidad la coloca en los primeros lugares en Colombia y también con reconocimiento internacional”, aseguró el doctor Enrique Forero González, presidente de la Academia.

Ese mismo Presidente es el que ha dicho ante la llegada de Gustavo Petro a la Presidencia. “Sin el concurso de las ciencias y las artes, ningún país ha logrado desarrollar tecnología y procesos continuados de innovación y de diseño, y por ende de fortalecimiento sostenido de su productividad y su competitividad, el nuevo Gobierno debe hacer de esos ejes parte fundamental para estructurar el desarrollo económico y social del país y así brindar una mejor calidad de vida de los colombianos”.

Sus canas, que son señal de sabiduría, sus voces que enseñan en cada expresión, nos seducen y en su decisión de escoger a Pablo Hernán para ser el homenajeado duplica el reconocimiento y nos hace sentir orgullosos a aquellos que valoramos lo bueno y lo aplaudimos de pie.

Pablo, con una camisa ruinosa mostraba su humildad en el colegio, pero con su voz y sus actos, hacía el quite como el más aventajado de los estudiantes, luego fue un vendedor de cervezas, turnos de viaje en lanchas de El Rodadero y 50 vainas más para aportar al sustento de la casa, había una mamá cabeza de hogar y dos hermanas, la vaina no era color de rosas…Lo siento de los míos, vendí el pan de la panadería de Jairo Vega y Guillito De La Hoz en El Retén, fui ayudante de albañilería ‘de los buenos’ en Bogotá y tomaba fotos para diapositivas en la U. así se construye una vida.

Por eso le creo cuando dice: “Creo con fervor en el poder transformador de la educación y por esto, recibir la medalla ‘Francisco de Paula Santander’ por parte de la Academia de la Ciencia es más de lo que puedo pedirle a la vida. Esto no me detiene, me da impulso para seguir el camino de la transformación de vidas”.

Y es que, si hay un mundo oscuro, tosco, traicionero, ese se vive en lo público, la emoción de unos se convierte en el odio y la envidia de otros, Pablo luego de su medalla y su diploma debe seguir luchando para superar barreras, los troncos atravesados en la rueda de su andar aumentaran y de seguro habrá piedras que le lancen a fin de afectar su ojo. “Pero no hay chorro que no termine en gota”, diría el filósofo de la Junta Diomedes Diaz quien en vida recibió muchos de esos golpes.

Pablo Vera no ha dejado de ser ‘el Man’ de la U, muchos con el pasar de los años le dicen ‘Tio Pablo’

Creo, que es válido como cuarto ítems, decirle al homenajeado que ‘no baje una raya’ de su propósito cuando dice: “Formar buenos seres humanos que le aporten a la sociedad, academia y la ciencia será el mayor legado que puedo dejarle a esta Universidad que me lo ha dado todo, incluyendo el mayor honor al que puedo aspirar en mi vida”.

Es muy seguro que, gracias a su juventud, ese que dejó la ‘cava’ donde vendía las ‘frías’ en El Rodadero para convertirse en ingeniero, que luego sería especialista y hasta convertirse en Doctor laureado por la mejor universidad del España (Complutense de Madrid), llegue a recibir nuevos reconocimientos, hoy se enfila a seguir construyendo universidad, hay un clamor popular. “Déjenlo trabajar”, pero no lo dude que habrá más de un bandido disfrazado de justiciero o mercenarios a sueldo que le querrán quitar lo bailao. ¡No se deje!

El mensaje es de bacanería, como las camisas de Jorge Elías Caro, gócese el momento, nunca se sabe cuándo habrá que enfrentar nuevas guerras.