El acelerado aumento de contagios por Covid-19, está llevando a Santa Marta al periodo más crítico de la pandemia y hoy todas las clínicas están al límite de su capacidad.

Para contener la situación, la Alcaldía de Santa Marta, en cabeza de Virna Johnson implementó medidas más estrictas, sin embargo, las restricciones decretadas, resultan insuficientes para prevenir los contagios en Santa Marta.

A corte de ayer sábado la ocupación de camas UCI en Santa Marta se encontraba en el 89%, de este porcentaje el 67% es por Covid o sospecha de virus, y el restante 22% es por otras patologías; es decir, que cerca de 193 camas están ocupadas por afectados y posibles infectados con el virus, cada 24 horas es un drama estadístico por ejemplo el jueves Santo se presentó la cifra más elevada, estuvo por encima del 90%.

De estos pacientes ingresados en UCI por sospecha o confirmación de Covid-19, el 89% son pacientes del Distrito de Santa Marta; mientras que, otro 11% de municipios del Magdalena.

Actualmente solo quedan disponibles 25 camas disponibles en cinco de las 10 clínicas habilitadas para recibir pacientes relacionados al coronavirus, lo cual refleja el colapso en el que se encuentra la red hospitalaria de Santa Marta.

Por primera vez durante el año de la pandemia, la capital del Magdalena enfrenta su momento más alarmante por el número de enfermos que requieren atención intensiva.

De acuerdo con lo informado por la Administración Distrital, durante marzo se registraron en la ciudad 7.435 contagios y 225 muertes con relación al covid; lo cual lo convierte en el mes con más casos reportados durante la pandemia.

Así las cosas, las autoridades sanitarias del Distrito, atribuyen lo que viene sucediendo al comportamiento de la población, que desde diciembre se relajó con las medidas de bioseguridad y optó por retomar una peligrosa normalidad.

Cabe recordar que, el mes de marzo inició con grandes expectativas para el sector turístico y comercial. Se amplió, por ejemplo, el horario de funcionamiento de los establecimientos gastronómicos, pero por el aumento de contagios las medidas se endurecieron y la Semana Santa que se veía como periodo de reactivación se convirtió en el mes del confinamiento.