Líderes sociales del sector agradecen al gobierno que por fin llegue una solución a un problema que parecía eterno.

Los habitantes de los barrios Bastidas, María Cristina, El Oasis, entre otros, ven con esperanza y confianza las obras del proyecto Malla Vial I, que desarrolla la alcaldesa Virna Johnson, a través de la Empresa de Desarrollo y Renovación Urbano Sostenible de Santa Marta, EDUS. 

Gustavo Bermúdez, miembro del Comité de Obras del barrio Bastidas, y Móviles Cabarcas, presidente de la JAC del barrio María Cristina, destacan que estos trabajos beneficiarán a muchos ciudadanos. “Se mejorará el sector y se quitará el problema que había en esta comunidad durante tantos años”, precisa Bermúdez. 

Hoy se están materializando los trabajos en un barrio como Bastidas que lleva algo más de 60 años de existir y de manera amable y sentida la gente agradece a la Alcaldía Distrital, a la EDUS y a la firma A Construir S.A., la gestión, compromiso y responsabilidad, en la ejecución de la obra denominada Malla Vial I que sin duda mejorará la calidad de vida de la comunidad, evitando el desbordamiento de aguas residuales, ayudando a la evacuación de las aguas lluvia, aumentando el estado actual del espacio público y optimizando las vías para el tránsito vehicular.

Este panorama de calles llenas de lodo y crisis total, lo han vivido por años los habitantes de barrios como Bastidas y María Cristina//

Se cuenta que en 1960 llegaron los primeros pobladores a este sector al oriente de la ciudad alejado del centro histórico, familias como los López, Rada, Rodríguez, González, Bermúdez, Scott, entre otras. Pero el hecho llamó la atención de mucha gente que bordeó a bastidas y las invasiones y la falta de gobierno generó un crecimiento de asentamientos de manera desorganizada y sin planeación.

Con el transcurrir de los años, llegaron los servicios públicos, las nuevas viviendas, el desarrollo de algunas infraestructuras y la construcción de una poza; pero también las lluvias, y con ellas, las aguas de escorrentías y el lodo que bajaba de los cerros, ocasionando inundaciones de las calles, rebosamiento de las aguas residuales, pilas de lodo y los insectos con sus enfermedades asociadas. 

Todas estas situaciones las vivió en carne propia Carmen López Fontalvo, líder del barrio Bastidas, quien hoy recuerda todo el sufrimiento por el derramamiento de las aguas negras y las inundaciones. “Bastidas es uno de los barrios más antiguos de Santa Marta, donde siempre se nos inundaban las casas y antes de la canalización, el agua alcanzaba hasta un metro de altura dentro de nuestras viviendas. Hemos sufrido por punta y punta, como decimos los costeños: por las lluvias y las alcantarillas. Últimamente había vertimientos hasta en las temporadas de sequía”, afirma con tristeza la líder. 

Ella recuerda a su padre Alcides Alfonso López Polo (QEPD); también a sus vecinos fallecidos, entre quienes estaban su tío Ernesto Scott y su esposa Josefa López de Scott, Jesús Peralta, Edmundo Cuello, Celso González, entre otros, quienes enfrentaron estas problemáticas.

Los habitantes del barrio Bastidas como Carmen López Fontalvo, hacen memoria de los difícil momentos vividos//

También recuerda como su padre, con el agua en los tobillos, más de una vez tuvo que salir de la casa a poner tablas, sacos de arena o piedras en la puerta para contener las inundaciones. Adicionalmente, evoca otros momentos, en los cuales, los electrodomésticos y enseres de su vivienda se mojaron y dañaron por el agua que entraba a su casa y luego del cese de la lluvia, tocaba aprovechar el sol para secarlos, tratando de recuperarlos. 

En otras ocasiones, el llanto de los niños, por miedo o angustia, la inquietaban, porque los pequeños temían ante el aumento de los niveles del agua, sobre todo cuando las lluvias, los truenos y las inundaciones, se registraban en las noches. En algunas circunstancias, le atemorizaba cuando sus vecinos decían que la planta de la poza de Bastidas, se había detenido, lo que impedía la evacuación de las lluvias.

Hay un dicho que menciona «después de la tempestad viene la calma», pero Carmen sentía que no era así, puesto que después que cesaba la lluvia venía una cantidad inimaginable de lodo que bajaba de los cerros, las calles intransitables, los malos olores, las enfermedades respiratorias y de la piel, y el hecho de tener que poner al sol los colchones mojados.

Las obras avanzan a buen ritmo y el dolor de cabeza de todos los habitantes de Bastidas y sus vecinos parece que va a desaparecer.