Como en una novela de Kafka el ataúd doblo por el callejón que conduce a todos los muertos al cementerio de Aracataca, el cuerpo del profesor Wilmer González Escorcia seria depositado en una bóveda familiar, sin duda en honor a su juventud no estaba ni siquiera escrito su nombre en la lista de quienes por ahora podrían llegar allí, aunque todos en la familia saben que algún día toca ese viaje.

Hoy 24 horas después de la partida del rector amado por decenas y centenares de estudiantes de la IED Fossy Marcos María, admirado y respetado por sus profesores, se sigue hablando y sacando cuentas sobre su muerte y el mensaje de WhatsApp que dejara como especie de testamento de lo que era su sentir por la educación y el trabajo.

En su ultimo mensaje, escrito mientras era trasladado de Fundación Magdalena a Barranquilla, donde desafortunadamente falleció después de batallar varios días por superar el COVID-19, Wilmer González trazó las coordenadas de su sentir y pensar y sin duda de su proceder y actuar.

“Buenos días a todos queridos compañeros les comento que la situación no mejora y por precaución me trasladan para un tercer nivel, en un acto de mucha responsabilidad con mi trabajo, con mi comunidad educativa, con mi ética personal, con el amor por mi pueblo y las ganas de hacerlo cambiar para bien, incluso con mi familia en el futuro pero quizá con algo de irresponzabiliad con mi salud y mi familia, nunca deje de asistir a mi trabajo ni un día”

Wilmer, el biólogo-químico de la Universidad del Magdalena, durante 27 años, quien miró a la educación no como un fin, sino como un medio, el que trabajaba por pasión y arte y no por compromiso, ponía en su mensaje toda consigna de su vida, sin presagiar lo peor, sino por el contrario esperanzado de un pronto regreso a casa.

Pero es precisamente en esta frase : “Quizá con algo de irresponsabilidad con mi salud y mi familia, nunca deje de asistir a mi trabajo ni un día igual fue mi decisión y me siento orgulloso de ello porque tengo la dicha que me paguen por hacer lo que me gusta”, Wilmer para muchos sentenció su muerte frente a una pandemia que no mira ni color, ni raza, ni hora, ni profesión, ni edad ni sentimientos.

En efecto el profesor Wilmer, pese a todas las recomendaciones de quédate en casa, sabía que la crisis de la educación en el Magdalena agudizada por la pandemia necesitaba una mano todos los días, que algo había que hacer y que la virtualidad era un reto que debía tener un timonel, por eso nunca dejó de ir a la institución para que desde allí hubiese un camino de solución a los problemas presentes.

En la que se constituiría como su última misiva el rector también pidió no iniciar el proceso de alternancia
“Pero si le digo al señor secretario bajo esta circunstancia que sería un acto irresponsable llevar a los colegios a la alternancia en estos momentos, me contagie con mi secretaria ambas personas responsables y de mucho cuidado debió ser así para que pasara un año con posibilidades a diario, hay mucha posibilidad de que enferme y muera mucha gente, porque son niños o adolescentes, espero que todo me salga bien y le pediría que no la iniciará y exijamos la vacunas rápido, los quiero mucho”.

El rector de la IED Fossy Marcos María, sabía del riesgo que existía, al tiempo que ponía el pecho para dar testimonio que la figura de la alternancia, presionada por el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Educación, propuesta además por el Gobierno departamental a través de la Secretaria de Educación, no es posible en estos momentos y que ese paso no se debe dar por ahora.

El rector Wilmer González Escorcia, comprobó que si así, solo, asistiendo al colegio se pudo contagiar y morir, que puede esperarse de la presencia masiva de estudiantes y profesores. Hoy ya no puede seguir defendiendo su postura, de su viaje a Barranquilla solo quedó el mensaje de WhatsApp a sus compañeros y amigos rectores, tuvo un viaje en donde no regresó caminando como todos esperaban, sino en ataúd y como en una novela de Kafka, el mas admirado escritor de su paisano Gabriel García Márquez, ayer fue llevado por el callejón que conduce al cementerio.

En varios videos queda el recuerdo de amor de sus alumnos, esos que le decían Wilmer el rector amado.