A las diez de la noche de ayer sábado en la Clínica la Milagrosa de la capital falleció don Miguel Blanco, uno de los hombres más carismáticos y queridos de El municipio de El Retén.
Su deceso provocó de inmediato pesar y consternación y este domingo apenas se comienza a conocer detalles, cuando todo es confusión en la numerosa familia ante el impacto de la noticia.
Miguel Blanco nació un 7 de junio de 1929 en María La Baja Bolívar, en el hogar de Leopoldo y Francisca, siendo el primogénito de un hogar donde nacieran también Pedro Pablo, Matilde, Julián, Antonio, Natividad y Concepción. Muere el 10 de julio de 2021 en Santa Marta.
“A la Clínica La Milagrosa llegó el día viernes y anoche falleció”. Informó una de sus nietas.
En el año 2020 Edgar Salas Ballesteros escribiría en sus historias de pandemia publicadas en Facebook, una crónica dedicada a don Miguel Blanco en homenaje a uno de los hombres más importantes de la comarca y que título Miguel Blanco: ‘El príncipe de Wakanda’, una fantasiosa historia en donde relató su llegada a El Retén y grandes apartes de su vida, la familia Blanco es una de las mas numerosas, queridas e importantes del pueblo y aporte al crecimiento del pueblo ha sido sin duda valioso e importante para la sociedad retenera.
En el día de hoy se llevará a cabo su traslado a El Retén y de paso se establecerá la fecha y hora de santa sepultura
Aquí les refrescamos la historia de don Miguel Blanco hoy como un homenaje a su memoria y su gesta por siempre creer que la bondad, la honradez y el cariño son lo fundamental en la vida.
La historia de don Miguel Blanco.
Cuando te casas con una mujer africana, ella debe saber que la segunda y la tercera esposa están en camino. Así es África: Mohammed Junet, miembro del Parlamento de Kenia
Miguel Blanco: El Príncipe Wakanda
Antes de la aparición de la nación de Wakanda, seres místicos conocidos como Originadores fueron expulsados de la región por los orishas, el panteón de divinidades de Wakanda compuesto por Tot, Ptah, Mujaji, Kokou y Bastet, la Diosa Pantera. La línea real de Wakanda comenzó con Bashenga, un antiguo Wakanda. Bashenga fue el primer rey sobre la nación unificada de Wakanda además del primer Pantera Negra, hace unos 10.000 años.
Por: Edgar Salas Ballesteros
@edgarjsalas
Mi papá tenía una Willys propicia para viajar a alejados destinos del campo y muy a menudo me llevaba como acompañante, eran viajes soñados a pesar de las pocas condiciones que encontráramos en el camino, al final el mejor premio era estar con él.
Después de un prolongado viaje ante lo pesado del camino, habíamos llegado al destino cuando el sol golpeaba con fiereza, pero una leve brisa amainaba el calor, era la Bodega un caserío compuesto por distantes fincas y pequeñas parcelas rodeadas de gigantes árboles y caños repletos de agua que ayudaban a soportar la fuerte temperatura.
Llegaríamos a la finca de Miguel Blanco, quien nos esperaba a fin de cerrar un negocio de ganado gracias a la suerte que tocó a mí mama y ganara días atrás un quito de lotería. Esa mañana lo conocí, era ya un viejo amigo de papá, un hombre de mediana estatura, pero con una fuerza de diez, nos recibió con una cálida sonrisa y el brindé de un chocolate caliente acompañado de yuca y suero.
A unos metros de la casona estaban los corrales y el ganado y allá estaba Sisinio uno de los hijos, don Miguel alzo la mirada y grito “Y que es lo que le pasa a ese ternero que no respeta ah”, se iniciaba una jornada de marca con hierro caliente a varios animales y mi padre me había anunciado en el camino de ida una sorpresa.
Don Miguel fue hasta el corral le quito a su hijo el animal y tomó por los cachos, primero lo hizo arrodillar y luego lo llevó al sueño. “A los hombres se les respeta”. Expresó, su hijo tomó el hierro y coloco en todo el cuadril, una E y S entrelazada quedó en el cuero, letras que significaban Edgar Salas, eureka yo tenía a los 14 años mi primer ternero y esa era la agradable sorpresa de mi viejo.
Ese día se marcaron muchos animales unos cuantos nuestros y otros de Miguel Blanco, quien a esa altura de la vida era un reconocido hombre de tierras y reses, pero como llegó a esa instancia este jovial hombre he aquí su historia.
Hace pocos días, Miguel Blanco Terán, celebró junto a hijos, nietos y bisnietos sus 91 años de vida, sigue siendo un hombre fuerte, con una mente lúcida y aunque con pausa puede hablarte de cualquier tema y es un fiel testigo de los duros, grandes e históricos tiempos vividos con hombres como Ricardo Orozco, Jesús Manrique, Angelito Gómez o Raúl Salas, quienes asumieron en algún momento de su vida roles definitivos.
Miguel Blanco nació un 7 de junio de 1929 en María La Baja Bolívar, en el hogar de Leopoldo y Francisca, siendo el primogénito de un hogar donde nacieran también Pedro Pablo, Matilde, Julián, Antonio, Natividad y Concepción. Una familia de una raza de reyes y príncipes kenianos de la lejana áfrica, cargado de costumbres y una condición especial, El amor y trabajo.
Miguel, hombre de corazón generoso y decidido tomó la determinación desde muy temprano de enamorarse y de andar en la vida entre mujeres y responsabilidades, a los 17 años tenía su primera novia Juana Contreras, era el año de 1946, el mundo se recuperaba de la devastadora segunda guerra mundial. Y Miguel vivía las suyas en el interior, a la par de Juana también se enamoró de los ojos vivos de Blacina Romero, una mujer hermosa y de carácter dos años mayor, y no contento sostenía una inaplazable relación con su prima hermana Prisca Batista.
Se cuenta que Miguel Blanco, tenía dos mudas de ropa, pero tres novias y esa condición muy de la mano de las costumbres de sus primeros antepasados hasta el presente lo llevaron a tener sus primeros hijos a los 21 años Francisca e Isabel. Cruzaba el horizonte el año de 1951, pero para tener mujeres e hijos hay que trabajar para cumplir con el debido sacramento del que “quiere gusto paga gusto” y fueron primero sus padres los que arriban a la zona bananera en 1952 y luego se viene Miguel en 1955, eso sí tenía que definir con quien viajaba ¿con todas o ninguna? Fue el interrogante socrático.
Miguel, deja a Prisca con su Isabel y se viene con Blacina Romero (La hija mayor Francisca estaba con su abuela ya en Guacamal) y se dedica al duro trabajo en la Zona Bananera, en el año 56, vuelve su corazón a llenarse de aspiraciones al conocer a Elina Contreras Pérez quien había llegado también de Bolívar a recoger arroz donde él trabajaba, le abre alas a su corazón y la conquista, la sonrisa del descendiente de Kunta Kinte era un embrujo para las mujeres. Ya Elida tenía un hijo, Héctor Lamadrid, eso no le valió y se la sacó a vivir.
Pero, Miguel Blanco por cuestión de sangre, llevaba las razones principescas de los primeros africanos, corazón amplio, poder de convicción y trabajo. Conoce a María Luisa Blanco Galán, una joven de apenas 17 años de edad, quien vivía con sus padrinos en las montañas del Guayabo en la región de Patuca, cerca de Tucurinca y también se enamoró. Le gustaba porque a pesar de su baja estatura, era gigante de voluntad, se caminaba montes y montañas en su afán de supervivencia, atravesaba caños y ríos infestados de caimanes y babillas y en las noches escuchaba el ronquido del tigre, pero María Luisa, serena. “Esa mujer debe ser mía” sentenció.
María Luisa fue suya, se casaron el 26 de julio de 1958, y con una mujer de tanto perrenque, toman consejo de su primo hermano, Vicente Berrio y se van la ‘pleitear’ tierras a los playones de la Bodega. Lo primero que hizo fue mandarla a ella por ser la más joven, dos días de camino del fondo de la zona hasta la bodega a pie, él se quedó a resolver que hacer con Blacina y Elida. “Bueno mujeres mías, me voy, pero regreso, déjenme ir busco trabajo y vengo por ustedes, soy un hombre de raza y palabra” les dijo.
En tierras de la Bodega nacería Luis, ‘el medico Lucho’ uno de sus vástagos más queridos no solo por él, sino por el pueblo, Miguel Blanco Terán, trabajo día y noche, en tiempos de lluvias y en duro verano, su voluntad fue valorada por hombres como Jesús Manrique, Angelito Gómez y en especial por Ricardo Orozco, un gigante no solo de estatura, sino de corazón, a quien no le gustaba mucho las tradiciones del negro Miguel, pero las respetaba, así que fue uno de los pilares para que el hombre de los tres hogares fuera construyendo un patrimonio a punta de sudor y un gran esfuerzo de sus manos fuertes y callosas de sus pies de hierro y su alma aventurera. El príncipe de la antigua Wakanda estaba de vuelta.
Miguel Blanco, empezó de peón, de trabajar por días, por contrato, de ganar algo y guardar, de guardar y sacar para hacer una rosa, de ganar en la rosa y guardar, de sacar y hacer una rosa más grande, de ganar y comprar un pedazo de tierra, de tener la tierra y ponerla a producir, de producir y comprar la primera vaca, de la primera vaca, hasta llegar a tener una finca. Cumpliendo así los preceptos de la raza. Primero la libertad, luego el trabajo, al final un nombre. Don Miguel Blanco.
La bodega fue por así decirlo el renacer de un reino que había existido diez mil años atrás en alguno lugar de África, aunque su ubicación exacta ha variado a lo largo de la historia de publicación de la nación: algunas fuentes sitúan a Wakanda al norte de Tanzania, mientras que otros, lo muestran en el extremo norte del lago Turkana, entre Sudán del Sur, Uganda, Kenia y Etiopía (y rodeado de países ficticios como Azania, Canaán y Narobia).
Los Blancos una Dinastía real
En el año de 1957 el 18 de octubre nació el primer varón de Miguel Blanco, Luis Blanco Contreras ‘Lucho’, fue un hombre que hizo parte de la buena historia del pueblo estudio varios semestres de medicina y fue icono de los carnavales, educado, orgulloso de su origen y nos produjo un dolor inmenso a todos los habitantes, cuando en un accidente de tránsito se despidió prematuramente (5 de agosto de 1984).
En 1959, el 27 de marzo, día del cumpleaños de la madre María Luisa nació Pablo el apóstol, hombre de una simpatía incomparable, con decirle que Barto llegó a amarlo, un tractor por la punta derecha del Deportivo Retén, y así otros hijos Betty el 5 de octubre y en el 61 Sisinio, todo un caballero, gran ser humano, ese mismo que trataba de controlar por los cachos aquel ternero cuando yo apenas era un adolescente y que ese mismo día me enseñó a como tirar una onda.
Valentina a quien todos llaman Ana Blanco, José Isabel y María Isabel, Ana Dolores, Jorge Luis, Miguel Enrique, Antonio, Orlenida, Guillermo, Gladys María, Margoth Cecilia y su ultimo hijo fue Leslie Blanco Osuna con Juana Osuna (q.e.p.d.) quien muriera 20 junio 2014.
La relación de Miguel Blanco, con sus tres mujeres, arraigada a sus propios preceptos de los antepasados, fue construida con una línea directa al respeto, lo primero aquí nadie pasa hambre, aquí todo el mundo es mi familia y aquí todo el mundo tiene mi amor, a partir de allí nacieron muchas historias, una de ellas, que producto de un incendio en el rancho de María Luisa y el peligro que sus pequeños murieran bajo las llamas decidió mudarse al Retén. “Miguel mis hijos van a estudiar, y los tuyos también, [en una clara alusión a los de las otras mujeres] me voy para Retén compremos una casa allá”. Dicho y hecho.
Al final Miguel Blando Terán, quería repoblar el mundo con una propia raza, y si bien no lo logró, deja una dinastía de gente buena, honesta, seria, correcta amiga de sus amigos, trabajadores. Tiene 18 hijos biológicos, pero su corazón lo llevo a criar otros como Ester, Danelys y Laudenith.
La dinastía del Israel del Moisés negro, tiene de todo como cualquier familia grande, profesionales en todas las áreas, deportistas, como futbolistas y boxeadores, artistas, enfermeros, modistos y administradores. Y es una larga cadena de nombres y apellidos que se entrelazan a partir del gran árbol de Miguel Blanco, por eso hay Blanco Berrio, Blanco Julio, que han parido profesionales, boxeadores y gente del campo, aquí hay 19 nietos 52 bisnietos y un tataranieto.
Existen los Blanco Contreras, que se desprende Blanco García, Blanco Vizcaíno, Blanco Rudas, Blanco Hernández, que ha parido modistos, contadores, enfermeros, Policía. De la familia Blanco Contreras esta también Guillermo Contreras, ‘Cubillos’ un inquieto muchacho que enfrento una niñez en medio de una dificultad física, había nacido sin su úvula (campana, campanilla, gallillo, o galillo el pequeño músculo fusiforme que cuelga del borde inferior del paladar blando por encima de la raíz de la lengua), pero a los doce años de manera exitosa lo intervinieron quirúrgicamente en la ciudad de Cartagena, estudio soldadura y salud y nutrición vive en Santa Marta. De este núcleo, hay 21 nietos 21 bisnietos y 2 tataranietos.
Miguel Blanco también tuvo una sólida relación con María Luisa Mercado Galán cariñosamente llamada Aisa y de esa unión nacieron, Pablo, uno de los más fuertes marcadores de punta del fútbol retenero, un hombre con grades cualidades humanas y gran corazón, aquí hay docentes, contadores públicos, administradores de empresas y gente de servicio.
En total la Dinastía Blanco trae consigo 18 hijos, 67 nietos, 91 bisnietos 3 tataranietos y contando. Miguel Blanco, con su sonrisa no solo conquisto mujeres y buenas reses, también grandes amigos, hoy unos que se adelantaron en el camino y otros, aunque le llegan a decir en el barrio Campo Murcia donde reside, Aja compadre Migue como le va…
Mercedito Del Toro. Pedro Carrillo. Dolores Carrillo. Sara Orozco. Sonia Morales. Francisco Rodríguez. Julio Julio. Estebana Quezada. Ricardo Orozco. Pedrito Era. Juan Lobelo. Sebastián Pabón. Sergio Romero. El turco. Raúl Salas. Toño Orozco. Talolo Orozco, la familia Orozco de principio a fin, Gustavo Otero. Francisco Ruiz. Gerardo Serrano y Joaquín Serrano. Héctor Pico. Daniel Terán y David Terán. José María Rodríguez. Ernesto Altahona ‘Barto’. Bartolo Valdez. Jonás Herrera. Manuelita trapera, Manuel Moreno y Antonio Moreno, Gilberto Barrios ‘Caballo grande’. Edilberto Bermúdez, ‘El tío Eddy’ y Manuel Bermúdez. Guillermo Quiñonez. Enrique Pabón, Jaime Escorcia y Emiro Leal entre otros.
El príncipe de wakanda, construyo sustentando en el honor de sus antepasados su vida, la lealtad y la palabra, eran su chequera de tal forma que tránsito a pie, en caballo, en tractor y carro con ella, así se hizo conocer en la comarca. Miguel Blanco, un negro que le pesa la palabra.
El pasado siete de junio en el seno del hogar de una de sus hijas ya resguardado en sus cuarteles de invierno y con la sabiduría del que escucho roncar al tigre, celebró su cumpleaños 91 y tiene tiempo para seguir contando historias.