Por: Claudia Patricia Mejía
Seis víctimas fatales y una que lucha por sobrevivir a este hecho, que, me atrevo a asegurar no tiene precedente en la historia de esta ciudad.
Un rostro de la tragedia son los familiares de las víctimas fatales que aún no entienden que sucedió. Y el otro, los familiares del conductor que también viven su propio drama.
La vida nos cambia en un minuto, en un abrir y cerrar de ojos. Los jóvenes y el conductor debían estar felices momentos antes de la tragedia, por la hora del accidente 1:30 a.m. estarían departiendo con amigos en la fiesta donde fueron invitados y sin imaginar o siquiera presentir lo que les estaba esperando al cruzar esa carretera.
Es muy común ver cuando uno pasa por la doble calzada en el sector de Gaira (Troncal del Caribe), cómo la gente en moto, bicicletas y caminando se salen a la vía desafiando el alto flujo vehicular que se mueve por esta arteria que da ingresó a la ciudad.
También, es normal ver cómo existe aún mucha gente irresponsable, que sale a tomar con sus vehículos violando la ley, porque no solo es aconsejable dejar el carro en casa, sino que es obligatorio no mezclar alcohol con conducción pues se convierte en un peligro letal. #Bombadetiempo
Dos lecciones por aprender de esta tragedia que enluta a Santa Marta, porque todos vivimos el duelo de estas pérdidas irreparables de seres humanos.
Por favor, tomen el puente peatonal, las motos lleguen hasta el retorno, mejor perder unos minutos en la vida que la vida en un minuto. Y para los que les gusta salir a tomar con carro que estas pérdidas humanas no sean en vano, la próxima salida deja tu vehículo, ¿paga un taxi, que son 10 mil o 15 mil pesos ante el valor de una vida?
Que no se repitan estos hechos nunca más, que estas seis vidas se conviertan en símbolos que ayuden a evitar nuevas desgracias.
Dios les reciba en su regazo.