Por: Rafael Cuello
El gobierno de Iván Duque, su Ministro de Salud, Fernando Ruíz y Educación, María Victoria Angulo -suponemos que luego de un exhaustivo y concienzudo estudio y verificación del estado de las Instituciones Educativas del país- expidieron la Resolución 777 y la Directiva 05 del 2021 que remplazan a la 1721 y 666 de 2020 en materia de condiciones y medidas de bioseguridad para volver a la presencialidad en el aula regular.
Desde los orígenes de la formación del Estado la educación nunca estuvo ajena a los intereses de clase, a pesar de su apariencia de neutralidad y universalidad. A cada “proyecto de país”, a cada esquema de acumulación capitalista, le ha correspondido un determinado proyecto para “adecuar” la educación a los intereses de los empresarios y las trasnacionales.
Esta pandemia ha develado que se requiere otro modelo de sociedad y otro modelo y/o sistema educativo. La Pandemia del Coronavirus fue el punto de quiebre que destapó la profunda crisis en la que venía debatiéndose la educación pública. El gobierno Duquista comenzó y sigue dando tumbos en materia educativa: primero pretendió decretar vacaciones a partir de marzo de 2020, luego ante tremenda equivocación, definió que pasáramos a educación virtual, pero como esta no existe en nuestro país, la modificó por educación en casa a pesar que tampoco tenía reglamentación; seguidamente, exigió aplicar la modalidad del mal llamado Aislamiento Preventivo Inteligente con “alternatividad y presencialidad asistida o alternancia” (Directiva Ministerial 11-29 mayo-2020) y a partir del regreso del receso estudiantil de mitad del año en curso, de acuerdo con la Resolución 777 y la Directiva 05 de junio del 2021 “Retorno a las actividades laborales contractuales y educativas de manera presencial de los docentes, directivos docentes, personal administrativo y personal de apoyo logístico que hayan recibido el esquema completo de vacunación.
De igual forma, para el personal que en desarrollo de su autonomía no se vacunó, deberá regresar a la presencialidad independientemente de su edad o condición de comorbilidad”.
Oportuno recordar que estas resoluciones se expiden en el marco de lo preceptuado en el Decreto 580 de 2021 “Reactivación progresiva de las actividades económicas, sociales y del Estado”. En este orden, se modifica lo atinente al distanciamiento, un metro, los aforos del 25%, 50% o 75%, en el comercio, el transporte, el hotelería, la educación presencial que incluye alimentación y transporte escolar, actividades curriculares complementarias de acuerdo al porcentaje de vacunación, volumen de camas UCI disponibles y si son sitios cerrados o abiertos.
Los Maestros Estamos Listos
Hemos señalado que tarde o temprano habrá que salir del facsímil de educación “virtual o en casa” y regresar a las labores presenciales; esto no está en discusión, el punto es cómo, cuándo, con qué, en qué tiempo lo hacemos y con cuáles condiciones. Y he ahí donde afloran los problemas a raíz de la situación de la mayoría de las instituciones educativas del país, donde las plantas físicas brillan por su obsolescencia en materia de mobiliario, laboratorios, aulas, material didáctico, baterías sanitarias, canchas deportivas, ventilación cruzada, conectividad y servicios públicos.
De igual forma, lo que hoy refleja la educación colombiana es que muchos de nuestros alumnos no tienen ni la más mínima posibilidad de acceder a una computadora, Tablet o celular y sobre todo acceso a internet, situación que tiene que resolverse ya por parte del Estado y no como lo ha expresado la Ministra de las TICS, en 2030.
En medio de este catastrófico panorama nos ha tocado navegar defendiendo la educación pública, los derechos del magisterio y la vida; no nos cansaremos de repetir que los maestros estamos listos para regresar al espacio natural donde se desarrolla el acto educativo y la pedagogía: LA ESCUELA, precisamente, en tanto y por cuanto los niños y los jóvenes son la razón del desarrollo y realización de nuestra profesión; pero también que el retorno de los maestros a la presencialidad en las aulas pasa por la vacunación de todos.
Preguntamos ¿Señor Duque, señora Ministra María Victoria Angulo, señor Ministro Fdo. Ruiz, están listas las Instituciones Educativas? ¿Se han hecho las adecuaciones pertinentes en materia de servicios públicos, plantas de personal administrativo, servicios generales, salud y garantizados todos los elementos e insumos de bioseguridad?
La Ministra de Educación afirma que para intervenciones específicas de algunas sedes educativas asignaron $187 mil millones adicionales a los Fondos de Servicios Educativos (FSE), para un total de $746 mil millones en 2020.
A esto se suman $400 mil millones del Fondo de Mitigación de Emergencia (FOME) para cofinanciar adecuaciones y adquisiciones en materia de bioseguridad y a ellos se adicionan más de $200 mil millones para un total de $689 mil millones para obras de infraestructura educativa en zonas rurales. Corresponde a la comunidad educativa, a los sindicatos regionales, la prensa y los órganos de control, verificar en que se invirtieron estos recursos, cuáles fueron las obras y las compras realizadas con estos dineros o, en su defecto donde están.
La Burbuja del Ministro Ruiz Sin discusión alguna, lo que refleja el contenido de la Resolución 777 y la Directiva 05 de 2021 es que fue construida desde los escritorios de las oficinas de los dos Ministerios y por personal que no conocen una construcción de una Institución Educativa en nuestro país -por lo menos las urbanas, porque las rurales ni se diga-, y con esos desconocimientos de la realidad en el área de infraestructura educativa ¿qué más se puede esperar en materia de orientaciones por parte de un régimen que continúa gobernando de espaladas a la realidad?
Ministra de Educación Nacional, Directiva 05-VI.2021, página 1, Orientaciones para el regreso seguro presencial en los establecimientos educativos. La resolución del Ministro Ruiz y la Directiva de la Ministra Angulo, suponemos que fue copiada de las expedidas en Dinamarca, Canadá, Alemania, desconociendo que hay que aplicarla en Cundinamarca y, esa, es una gran diferencia.
Plantearle a los colombianos aplicar la “estrategia de la cohorte o burbuja” para organizar los grupos de niños y jóvenes, es, además de desconocer la idiosincrasia de los colombianos, que somos un país de regiones, atrasado, del cuarto mundo, que la corrupción se roba los presupuestos educativos, más la realidad rural, oculta también cómo funciona y cuál es la estructura organizacional del sistema educativo en Colombia; pero peor aún, señalar que en caso de contagio no hay necesidad de cerrar el colegio sino solo la burbuja -salón o grupo-, un completo exabrupto.
Y ni que decir con la “orientación” de “escalonar los tiempos y evitar las aglomeraciones a la entrada o salida de los colegios y al momento de consumir los alimentos”, a sabiendas que éstos poseen una sola entrada que es a la vez salida, “que se procure que haya suficiente ventilación y espacios libres”, cuando éstos casi siempre fueron construidos violando las normas de Icontec e igual con lo de “no compartir los implementos utilizados en la práctica deportiva” –prueba más que fehaciente que no conocen los Ministros cuál es la dotación de las I.E en estas materias- e igualmente “la prohibición de mantenerse quieto en un mismo lugar y escupir en los escenarios deportivos”.
Epilogo. Los actos administrativos en comento, como siempre en casos complejos, descargan las responsabilidades de su implementación en los secretarios de educación y estos a su vez en los rectores; la típica chutada de la pelota envenenada. La cruda realidad de los territorios impele que, dados los parámetros establecidos en estas normas (porcentaje de vacunación, volumen de camas UCI disponibles y sí son sitios cerrados o abiertos) las regiones sean rigurosas en su constatación; pero, indispensable la actuación y rol del Consejo Directivo de las I.E y los propios rectores que, en últimas, en caso de un desastre, serán los paganos de los platos rotos.