Pese al acostumbrado ‘bombo’ que el presidente Nicolas Maduro da a sus actos, la inauguración de su nuevo billete de un millón de bolívares, para la gran mayoría de venezolanos tiene un nombre.  No alcanza para nada.

El flamante billete dice a todo color Un Millón de bolívares, pero cuando ya esta en la mano de los venezolanos se viene la pregunta ¿Qué se compra con él? Parece abocado a pagar el pan o los billetes de autobús antes de caer en los cuadernos de coleccionistas.

“Con un millón, aquí, en Venezuela, no se compra nada, ni un caramelo”, explica, no sin cierta frustración, Juan Carlos Chirinos, un trabajador de mecánica pesada que en varias ocasiones ante la crisis ha venido a Colombia a probar suerte y llevar dinero para sus familiares en el vecino país.

Solo habían pasado unos minutos desde que el Banco Central de Venezuela (BCV) anunció la nueva emisión, cuando los usuarios de las redes sociales estallaron en ironía al recordar que al bolívar ya le han borrado ocho ceros en dos reconversiones monetarias.

En realidad, el bolívar lo enterró la inflación en 2008, cuando todavía no estaba del todo desbocada, con una reconversión que eliminó tres ceros a la moneda y alumbró el bolívar fuerte. Este fue poco más que una ilusión, pues la hiperinflación terminó con él una década después.

En 2018, y ya con Nicolás Maduro como presidente, una nueva reconversión alumbró al actual bolívar soberano tras eliminarle otros cinco ceros.

De tal manera que hoy ante la expedición del millón de bolívares la redes se llenaron de comentarios y humor negro, rabia, y burla por parte de miles de venezolanos

Le cuesta más encontrar en su memoria qué comprar con el nuevo billete. Ha de pararse y reflexionar antes de decir que “serían dos campesinos” -dos barras pequeñas de pan- lo que podría comprar pero no duda en afirmar que no cree que “esa nueva emisión de billete traiga buenos resultados porque si te pones a ver, el valor del dólar actual, está en casi dos millones”.

El economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, le dijo al El Espectador  que la vida útil del billete dependerá “de los números de la inflación”, que se estima cierre 2021 con “una tasa anual que puede estar en el orden de 1.200 y 1.500 %. El billete puede durar, máximo, 6 meses e incluso implicaría tener que usar una cantidad importante de billetes para pagar simplemente el pasaje del autobús”, calcula.

Son por tanto unos 180 días antes de que la inflación y la devaluación hagan de nuevo inservible el flamante billete y quede, de nuevo, postergado su uso en favor del dólar, la moneda en la que hoy se hacen la mayoría de las transacciones en Venezuela.

“Sin embargo, creo que (esta nueva emisión) es un paso intermedio que el Gobierno de Maduro está haciendo antes de ir hacia un proceso de reconversión monetaria, esto es, eliminarle nuevamente ceros a nuestra moneda para que pueda facilitarse las transacciones”, destaca Oliveros, quien cree que pueden quitar cinco o seis ceros más en ese proceso.

Eso sí, en su opinión, el nuevo plan puede llevar a crear una economía “enteramente digital”, en la que “el Gobierno cada vez va a emitir menos cantidad de billetes”. Es decir, que este billete de un millón, que llega acompañado de dos hermanos menores y olvidados antes de nacer, los de 200.000 y 500.000, “le dan una prórroga corta al bolívar soberano” antes de que sea también enterrado.

Mientras Oliveros calcula la fecha para el siguiente funeral de la moneda venezolana, en la calle son todavía más escépticos, ni en las zonas populares ni en las más acomodadas creen que vaya a tener una vida larga el rimbombante billete. “No, eso no sirve ni para comprar un kilo de mandarinas, eso no va a alcanzar para nada”, explica a Efe Zenaida Ramírez, una comerciante que atiende su negocio en la calle.

En principio, pudiera parecer que un millón serviría a una vendedora como ella para atajar uno de los grandes problemas de la dolarización transaccional, la circulación de billetes pequeños para dar el cambio cuando se paga con la moneda estadounidense.

Sin embargo, Ramírez no deja ocasión siquiera a preguntar: “Solo sirve para traernos problemas, porque cuando venga un cliente a que le cambiemos el billete, no tenemos para darle cambio. Va a traernos problemas a todos”. Un millón, o cien billones en la mente de casi todos los venezolanos, que solo compra muchos problemas y un espacio de privilegio en la historia de los coleccionistas.