*Hace 20 años el mundo repudió como el régimen Talibán que llegó a dominar a punta de bala a Afganistán, luego de expulsar a los soviéticos provocó un gobierno autoritario sin precedentes y uno de los paganos fueron los Budas de Bamiyán, esculturas que habían sobrevivido casi intactas durante 1.500 años, el poder islámico Talibán decidió que estas estatuas eran ídolos, y por tanto contrarias al Corán, ordenando así su destrucción. Las colosales estatuas fueron devastadas con dinamita y disparos desde tanques.
Traigo este recuerdo que en su momento fue condenado por la comunidad internacional y en especial por quienes habían liderado que las figuras de los Budas se convirtieran en patrimonio de la humanidad, luego de leer y ver la manera como una bola de nieve crece en especial en las redes sociales el ataque a Carlos ‘El Pibe’ Valderrama y por reflejo a la escultura a su nombre que se levanta al frente del vetusto y antiguo estadio Eduardo Santos.
Más allá de toda la grosería que se escribe y habla en las esquinas contra el eterno diez de la Selección Nacional, motivado por no haber respaldado con contundencia al Unión Magdalena, equipo que lo vio nacer futbolísticamente, sino que dijo frases que dieron a entender a los samarios que atacaba al equipo y responsabilizaba de lo hecho por su adversario Llaneros, ha generado una controversia nunca antes vista de amor y odio en torno al ‘Mono de los risos de oro’.
Es tal la molestia que, de las ofensas a su persona en las redes sociales, muchos han promovido que se ataque a la escultura construida a la imagen de Carlos Valderrama, el futbolista, un homenaje a su grandeza con el balón en los pies. ¡Vamos a tumbar la estatua, así como tumbaron la de Cali! ¡Que se lleven esa vaina para Barranquilla, el Pibe es Junioristas! ¡Tráiganla pa’ Pescaito y acá le damos palo! Son algunas de las expresiones que se leen y escuchan desde el Piso Alto hasta los Olivos, el barrio de Alberto Linero.
Por eso, cuando en este país hoy día la gente no aguanta juego como dice Iván Villazón sobre Saúl Laleman y una invitación de destrucción es como una convocatoria de las hermanas del convento a orar, hay que pedir desde ya que no vayan a cometer esa locura con cara de estupidez.
La escultura construida luego de meses de trabajos por el maestro Amilkar Ariza, quien además de escultor, es odontólogo y experto en implantología, pintor, golfista, amante del baseball, escritor y hasta compositor vallenato, no es una obra a Carlos Valderrama el que se vulgariza sin desparpajos hoy día, el que defiende al Junior y puede hoy criticar al Unión, el que toma partido en tiempos de política por un contrato económico. NO señores, la obra hace 20 años tenía como fin a través de la imagen del gran jugador de fútbol homenajear el talento, hacer honores al juego alegre y fundamentalmente devolver con una estatua el agradecimiento por 30 años de emociones sin igual como solo las ha dado la cerveza del Águila.
Mientras hace 1500 años, los cuerpos de los Budas afganos fueron esculpidos directamente en la roca arenisca, pero los detalles fueron modelados en barro mezclado con paja, bañado con estuco. Las partes más bajas de las estatuas, los brazos, fueron construidas con barro y paja para sostener las armaduras de madera. Se cree que las partes superiores de sus caras fueron hechas con grandes máscaras de madera, o moldes. Las filas de hoyos que se ven en la fotografía son los espacios restantes que dejaron las estacas de madera que servirían para estabilizar el estuco externo.
Aquí en Bogotá hace más de 20 años el maestro Amilkar empezó a construir la escultura del Pibe, pero era tan grande que su taller no dio abastos, entonces alquilaron una inmensa bodega a fin de avanzar, el homenaje al crack terminaría midiendo 22 pies (6.7 metros de altura) y lo muestra en uno de sus movimientos más característicos. Sólo sus cabellos, llevaron el aporte de decenas de personas, porque fueron hechos de manera individual, es decir cada cabello nace del cráneo y es independiente del siguiente, y no están como un todo, lo que convierte a la obra en un delicado y metódico proceso artístico con muy pocas posibilidades de imitar.
Cada vez que han dicho que la escultura hay que moverla de lugar -ya hay Memes que la muestran a un lado de la Ventana del Mundo en Barranquilla- su creador le toca salir a decir que es imposible dar ese paso. “La escultura del Pibe Valderrama tiene un tubo en su interior que nace en la cabeza el cual recorre todo el cuerpo. Es un esqueleto que amarra la cabeza, los brazos, el torso y las piernas y entra luego al pedestal en unas columnas de ferroconcreto” esto quiere decir que se vuelve un amarre tal, que queda monolítico, que es una sola pieza. “Su anclaje y estructura interna carece de tornillos”, explica.
Amilkar Ariza finalmente sentenció. “La estatua de El Pibe está fijada al suelo con un amarre que alcanza los seis metros de profundidad y que, para removerla, necesariamente debe destruirse”. Lo que quiere decir, que la estatua del Pibe, que ya no solo es del Pibe, sino de todos los colombianos, está ahí, sigue ahí, y muere ahí.
Era el día sábado 23 de noviembre del año 2002, y el mundo del fútbol conocería la gran sorpresa de la noche, afuera del Estadio Eduardo Santos Montejo, tres mil invitados, todos de guayabera blanca y pantalones de lino, y adentro en las tribunas, 14 mil almas que escuchaban el merengue de Rikaarena para entretenerse la espera del gran momento develar la estatua en honor a Carlos Alberto Valderrama ‘El Pibe’.
Como debemos recordar Carlos Valderrama Palacios, un ser humano que en el fútbol fue excepcional, pero humano al fin al cabo, cargado de errores y virtudes, ese día abrazó por primera vez a su hijo Carlitos Alberto Valderrama Ruge, traído al mundo por la profesora Emelita Teresa Ruge Tapias, que por años bregó para conseguir en justicia el reconocimiento de su pequeño y fue un abogado retenero Enrique Altahona Suarez, quien consiguiera ese triunfo jurídico.
Carlos Valderrama, a esa altura del 2002, ya lo había ganado todo, capitán de la selección colombiana en los mundiales de Italia’90, Estados Unidos’94 y Francia’98. Mejor futbolista de América en el 1987 y 1993, campeón con el Junior de Barranquilla, brillante con el Deportivo Cali, Montpellier de Francia, Real Valladolid de España y Medellín de Colombia, grandes recuerdos de sus inicios con el Unión Magdalena, Millonarios y se acercaba su despedida en la liga MLS de Estados Unidos, sin duda solo le faltaba una estatua.
El alcalde de ese entonces Hugo Alberto Gnecco Arregocés, visionó lo que significa para el turismo de Santa Marta, tener la escultura a un ser humano vivo más grande del planeta y dio el aval para que se instalará.
La estatua al Pibe es uno de los iconos turísticos de la capital del Magdalena, miles de visitantes a la ciudad tienen un paso obligatorio por el frente del Estadio Eduardo Santos, las chivas rumberas la incluyen en su itinerario de recorridos y se repite a menudo. La estatua ya no es del Pibe Valderrama, es un patrimonio de la ciudad y un símbolo en honor al buen fútbol ese que se quiere juegue el Unión Magdalena en la A en el 2022.
Al maestro Amilkar Ariza gracias por su obra, a Hugo Gnecco por su visión turística y al Pibe mesura y control para que las cosas puedan a estar TODO BIEN, TODO BIEN
Mientras tanto la escultura al Pibe, como a la mujer NO SE TOCA
#LaEstatuaAlPibeNoSeToca
