*Termina el mes de febrero, considerado el mes de los periodistas ante nuestra celebración el pasado 9, tras la visita del colega Hernando Marroquín viene a la memoria un gran momento del periodismo de antes, ese genuino y apasionante.

El baúl de los recuerdos de Hernando Marroquín y la magia de Fabio Villa Televisión, nos traen el momento exacto de la transmisión del extra en Caracol Radio//

Eran las 9 de la mañana y ya estábamos en la Quinta de San Pedro Alejandrino a fin de ser testigos de otro gran evento de corte nacional, el “XIII Foro Nacional de Notariado y Registro. En 1997 el enfrentamiento entre fuerzas militares del gobierno y la guerrilla de las FARC, estaba en un punto alto y ese 2 de octubre visitaría la ciudad el general Manuel José Bonett Locarno, llegaba a Santa Marta por invitación de su hermano Pedro, Notario Nacional.

Hernando Marroquín uno de esos periodistas cachacos con corazón costeño, era el enviado especial de Caracol Radio, la cadena que me había dado la oportunidad de ser el director y corresponsal en Santa Marta, él cubría Justicia y la ministra del ramo Alma Beatriz Rengifo, le había dicho “oiga Marroco no va a ir a la samaria a cubrir el evento y de paso se da su bañada en el mar”.

Al tiempo que en la Quinta de Bolívar esperábamos la presencia del general Manuel José Bonett Locarno, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, a las 9.55 am exactamente de ese 2 de octubre una porción del cerro Ziruma comenzó a descuajarse ante una fuerte explosión, en una época sin las redes sociales y la velocidad que ellas brindan para dar a conocer un hecho, solo las fuentes y el periodismo de olfato serían la clave para que se diera a conocer el hecho.

Le dije a Marroquín ‘un amigo de la alcaldía me dice que algo pasó por El Rodadero, en la ciudad se ha escuchado un bombazo’, Marroco se acercó a la Ministra Alma Beatriz y ella le corroboró, “si Hernando algo a pasado con el general Bonett”, active toda la capacidad de buscar quien podía darnos esa información y al primero que contacte fue al alcalde Edgardo Vives Campo, “han intentado matar al general Bonett, no se más”. Dijo en tono de angustia, otras tres llamadas y listo, fuimos al aire como el primer medio que daba el ‘extra’ noticioso.

Hace 26 años ocurrió el atentado contra el general Bonett que daría nacimiento al extra periodístico, el coronel moriría a los 81 años de edad//

Marroquín y yo iniciamos la transmisión que desde Bogotá coordinaba en cabina Carlos Ruiz, Darío Arizmendi ya había salido del aire, y tal como aparece en el audio que mostramos en esta nota se dio nuestra transmisión.

Cuando comenzamos a contar la historia, apostados en el camino de acceso a la Quinta de San Pedro, por esas casualidades de la vida, ingresaba la madre del general con varios familiares, nosotros que ni idea que fuera ella, estábamos entregando nuestro relato. Para qué fue eso, doña Albertina Locarno Pumarejo, pegó un tremendo grito, ¡Dios mío mataron a mi hijo! Pude observar como se la llevaban con ayuda y a punto de desmayarse.  

¡Nos dieron, nos dieron! Gritó el general Iván Ramírez comandante de la Primera División que había ido al aeropuerto Simón Bolívar para recoger a su jefe.  “Pensé que el carro se había rodado, pensé que el vehículo se había caído en un hueco, pero al oír al general Ramírez nos quedamos perplejos”, dijo a su vez el general Bonett horas después a la prensa. “El humo y la tierra se nos vino encima, pero vimos que estábamos bien”

Se supo que cuando la carga explosiva estremeció el BMW blanco blindado, el general Manuel José Bonett apreciaba una sarta de pargos rojos, exhibida en un toldillo a la vera de la carretera que lleva de El Rodadero a Santa Marta, él viajaba en la silla trasera del carro, le pidió a Javier Naranjo, su conductor, que los sacara de allí. Quizá temía que fueran rematados por los guerrilleros de las Farc, que después se atribuyeron el atentado.

Hernando Marroquín regresó a Santa Marta y 26 años después recordamos en medio de una cerveza aquel épico episodio periodístico //

Naranjo hundió a tope el acelerador, pero el carro, descrito por el general cienaguero como un auténtico tanque de guerra, no respondía. “Cómo iba a arrancar si no tenía llantas y además el cerro casi se había venido encima del carro”.

El general Ramírez volvió a gritar «nos están dando», fue entonces cuando el conductor, un joven samario, como el héroe de la jornada arrancó con las llantas quemadas y en rines por entre un montón de tierra.

Los  rines chispeaban candela pura sobre el pavimento, diría después un testigo, Navarro  tomó una bajada de 200 metros que termina en las puertas del cuartel de la Primera División. El carro llegó hasta la guardia con las puertas, el baúl y el capó abiertos.

Las tropas del Batallón Córdova estaban en ese momento en formación de honores, cuando vieron bajar del carro averiado a su comandante. “Tan pronto me bajé lleno de tierra entraron casi como en un momento de excitación, pero se calmaron”. Tres horas después, mientras contemplaba los restos del carro y se refería al conductor como un héroe, Bonett dijo que se salvó gracias a San Juan Bautista el patrono de su natal Ciénaga y San Rafael el santo al que siempre lo encomendaba su madre.

Nuestra transmisión en directo duró próximamente cinco minutos, todo el país de la radio nos estaba escuchando, conté que   Rafael Francisco Zúñiga Vives, de 32 años, primo del alcalde de Santa Marta, Edgardo Vives Campo, no contó con la misma suerte del general Bonett y que por coincidencia pasaba por ahí cuando el bombazo en su camioneta Chevrolet Luv de placas AWK-174, que fue destrozada por la explosión y él murió en el instante.

El coronel Mahecha, miembro del estado mayor de la Primera División, y tres suboficiales sufrieron heridas leves causadas por esquirlas de metralla y vidrios. Ellos escoltaban en cuatro vehículos a Bonett. También se sabría con las horas por parte de un capitán del servicio de Inteligencia dijo que la tragedia habría sido mayor porque dos de las tres cargas de dinamita, enterradas junto a señales metálicas de la vía, no explotaron y fueron desactivadas.

Según un primer dictamen técnico, se trataba de tres bombas Claymore, explosivos dirigibles y activados mediante sistema eléctrico. A juzgar por esas especificaciones y por el hallazgo de un trozo de cable detonante, los terroristas debían encontrarse muy cerca del lugar, ya que el mecanismo es manipulable a máximo 300 metros de distancia.

Luego que el comandante de las Fuerzas Militares se tranquilizara se dirigió a la Quinta de San Pedro Alejandrino a cumplir la invitación hecha por su hermano Pedro Bonett Locarno, que a esa hora presidía el XIII Foro Nacional de Notariado y Registro.

El general Manuel José Bonett, sin duda uno de los personajes más queridos de Ciénaga Magdalena//

Allí en medio de los invitados se dio un fuerte abrazo con su hermano y con su señora madre Albertina. Al día siguiente Darío Arismendi celebraba la chiva, el extra periodístico, que habíamos alcanzando Hernando Marroquín y yo desde Santa Marta, y entró en diálogo con el general Manuel José Bonett Locarno, ya mucho más reposado, le dijo “Darío, yo para la guerrilla soy un Bocatto Di Cardinale, soy un trofeo que quieren tener en su vitrina, pero no pudieron, eso sí Darío déjeme decirle que llame la atención a sus periodistas casi me matan a mi mamá”.

Sin duda que en medio de toda la tensión el general fue mal informado y nosotros jamás le llevamos la noticia a su madre Albertina, ella la escuchó sin que ni siquiera nosotros la conociéramos. Años después le conté la verdadera historia al general con motivo de ser designado gobernador del Magdalena.

Solo expresó, ¡Nojoda Salas y hasta ahora me cuentas este cuento! Le respondí, ese extra periodístico fue muy grande mi general, imagínese que a usted casi lo matan y a su linda madre del tremendo susto también. (risas)