*El musico, acordeonero, compositor, verseador y profesor para enseñar a tocar el instrumento llega a Edgar Salas y La Entrevista como más le gusta halagando el folclor vallenato.
Edgar Salas dice su nombre, mi invitado hoy es el maestro Carmelo Hernández, al otro lado de la pantalla, se abre el fuelle y comienza a sonar un ritmo suave y cadencioso, ‘el acordeón está en manos de un hombre’, se dice popularmente al escuchar la perfección de las notas, salta la voz al aire y Carmelo hace homenaje a los grandes del folclor. Al terminar la canción a ritmo de paseo ríe y dice “compadre Edgar gracias por la invitación esta canción es nueva, nuevecita y se llama el El último juglar”.
Como muchos de los connotados artistas del vallenato, Carmelo Hernández cuenta que nació en una finca llamada Alejandría en el municipio de El Difícil (Ariguaní), donde luego sería bautizado, que allí estuvo una temporada, que también vivió en Barranca La Guajira, regresó al Difícil y luego subió a Santa Marta.
“Yo esto lo llevo en la sangre vengó de una dinastía de tiempo pasado por allá en 1870 mi tatarabuelo Eloy De Los Reyes Hernández, fue el primero en tomar en sus manos un acordeón, luego ‘Gollo’ Hernández, Juan Bautista y Santiago Hernández, mi papá que es acordeonero de la época de Alberto ‘Pacho’ Rada, mi papá lo que no tuvo fue constancia y luego recibió el llamado de Dios y al convertirse al evangelio se alejó de la música un poco”, dice con emoción Carmelo De Los Reyes Hernández Caro.
La entrevista tiene semblanza de homenaje y así lo entienden los internautas que llegan a la sintonía, son muchos que comienzan a expresar su admiración por el acordeonero, por el cantante, por el profesor.
Y es que hay que decirlo a boca llena, Carmelo Hernández, no es un musico cualquiera, su linaje en el folclor, no lo recoge del suelo, lo lleva en la sangre y es un gran exponente del vallenato autentico, del vallenato ‘grueso’.
“Yo fui desde niño muy inquieto, si bien no pude tener grandes acordeones, las que tuve las utilice al máximo a mí me brota la música por los poros, yo me siento un artista integral, le llegaba a un festival para participar en acordeón, piquería y canción inédita y muchas veces gane en varias, pero debo reconocer que a los festivales no se llega a ganar por el talento y la capacidad, ahí, hay muchos otros ingredientes que se sobreponen a la calidad”, afirma en medio de la honestidad que lo caracteriza.
Carmelo De Los Reyes, cuenta que fue profesor en la casa cultural de su pueblo El Difícil, que llegó a Santa Marta y empezó a enseñar a niños y primero fue uno y luego dos, y a esos muchachitos le iba también que le preguntaban quién te enseñó a tocar y daban su nombre, de allí que su fama creciera como la espuma ante el nacimiento de tan buenos acordeoneros.
El Profesor Hernández, habla con propiedad del pasado y dice que su papá fue un hombre de la escuela de Luis Enrique Martínez que tocaron acordeón juntos y hasta canciones le fueron grabadas por el ‘Pollo Vallenato’, “Yo vengo de esas escuelas la de Luis Enrique, la de los Rada y de mi papa, por eso es imposible que yo no este defendiendo este folclor”.
Afirma con certeza, “mienten los que dicen que Luis Enrique era un plagiador, sino que sus amigos como mi papá le daban las canciones y en confianza le decían póngale su firma maestra que eso también es suyo”.
Edgar Salas, le pide que haga una rápida lista de todos esos muchachos a los que le enseño a tocar acordeón y cuenta su historia, “a los primeros que quería enseñar a tocar, porque ellos no querían, eran dos hijos de un sargento de la Policía, esos pelaos de las dos horas de clases me decían, profe cobre las dos pero denos una (risas), y puedo decir que de manera formal mi primer gran alumno fue Mario García, el hijo de Donal, comenzó a ganar festivales y su fama lo llevó a la mía y entonces la prensa hablaba del profesor del Rey.
Dice también, “yo empecé a dar clases en mi casa del barrio Cundí, ya trabajaba en la Universidad del Magdalena, y empezaba con los alumnos a las 2 de la tarde y eran las 10 de la noche y todavía estaba enganchao, de allí salieron, Ricardo Ariza, Luis Guillermo De la Hoz,(hoy el acordeonero de Michel Torres) Andrés Maiguel, Jairo Neira, Pablo Arévalo, Alonso Andrade, Gerónimo Cantillo (quien hizo en la televisión el papel de Kaleth Morales), Carlos Andrés Villa, quien toca el acordeón en el hijo del Cacique y así muchos más, entre ellos el actual rey infantil del Festival Vallenato Santiago Diez y por supuesto al gran Javier Matta Jr.”.
El maestro, dice que su espíritu campesino lo hace agradecido y recuerda a Javier Matta padre y el doctor Gustavo Buelvas, quienes le dijeron “usted ya tiene un nombre ganado, usted es un maestro, deje de dar clases a domicilio, es hora de crear su propia escuela, la escuela de Carmelo Hernández”
“No sé qué pasa, pero hay jardineros que cortan un tronco y de inmediato se seca, en cambio mis manos lo que tocan florece, mire a todos esos muchachos triunfando en festivales y por fuera de él, me llena de satisfacción y su éxito es mi reconocimiento, no pido más”.
Durante la agradable entrevista, Carmelo Hernández, toca, canta, versea y enseña como ese maestro innato, donde hay melodía y donde no, como tocar un son y un paseo, cual es la gracia de tomar el acordeón de tal manera que el artista se luzca.
“Yo no solo sé tocar acordeón, sino que tengo buena voz y sé componer letras con toques tradicionales, verseo y enseño, hay Carmelito para rato”, dice riendo, “oiga Edgar para echar chistes yo soy bueno, tengo gracia para la vaina, sino que ajá así es la vida”, es cuando toma un sombrero Arhuaco se lo coloca y saca un verso, no hay duda su verso es una gran protesta para señalar que en Valledupar le robaron la corona a su pupilo Javier Matta Jr.
Hablar con Carmelo De los Reyes Hernández Caro, ha sido una gran experiencia y sin duda con el maestro queda pactado un nuevo encuentro, porque cada que se hable con él se está defendiendo al folclor vallenato, a la esencia de este arte musical, es estar al frente del gran heredero del acordeón, el canto y la composición, Luis Enrique Martínez, Francisco Pacho Rada, Juan Polo Valencia, pueden estar tranquilos en cielo.
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