Aracataca no vivía momentos tan duros como aquel en donde el coronel Aureliano Buendía se encontraba frente al pelotón de fusilamiento.
En las últimas horas 48 horas por lo menos 10 familias han visto morir y enterrado a un ser querido, tras el ataque brutal de la pandemia por coronavirus.
«Que se muera uno por designio de Dios, venga y vaya, pero que por esta pandemia se muera un hombre tan bueno, tan profesional, tan querido como el médico Germán Oñate, no hay derecho» dijo dolido el poeta y escritor cataquero Rafael Darío Jiménez
Aracataca ha vivido momentos cargados de dolor en medio de esta tragedia, no se contaba completa la noticia de un fallecido, cuando llegaba la historia de una nueva víctima.
Es así como hoy la tierra del realismo mágico, vive la más dura realidad al toparse con la muerte.
El rector de la Institución de Educación Departamental Fossy Marcos María, Wilmer González Escorcia, es una de esas víctimas que golpeó el corazón de los cataqueros, horas después de su sepultura, se conocería de la partida del médico anestesiólogo Germán Pérez, reconocido por su don de gente, «murió el Tigre el amigo de todos», se escuchó decir.
Y mientras las lágrimas afloraban, otra mala noticia se daba a conocer. Berman Arias, el parrandero escogido, el conductor elegido también partía de este mundo.
Cuando se creía que las angustias tendrían un minuto de silencio, arribó a Aracataca de nuevo el ave de mal agüero y contaba que la profesora Yasmín Arrieta Ruiz, una apreciada y querida docente de escasos 42 años dejaba de existir.
Así se cuenta hoy en Aracataca sobre el dolor y la pena, mientras que en su vecino El Retén, se elevan oraciones porque la profesora Teresa Quiñónez supere al covid-19 y por fin le ganemos una a la Pandemia.
«Teresa ha sido trasladada a Barranquilla y está respondiendo al tratamiento» se dijo con optimismo en la mañana de hoy, lo mismo se espera de Gustavo Casalins el exconcejal y tío del alcalde Checho Serrano
El ambiente está enrarecido por la tristeza, pero hay luz en el camino para seguir luchando por la vida.
A cuidarse, disciplina y orden.